domingo, 18 de septiembre de 2011

GR 238 Casas de Moya - Balneario Fuentepodrida








Hoy hemos vuelto al GR "Tierra del vino" en excursión organizada por Ardillas y con más de treinta participantes, treinta y cuatro para ser exactos.



La verdad es que cada vez se encuentra uno más raro andando con tanta gente, sobre todo si haces de coordinador, pero también es verdad que gracias a eso te reencuentras con muchos amigos y amigas a los que hace tiempo que no ves, y con otros, y otras, que, aunque les hayas visto ultimamente nunca te cansas de estar con ellos.



El día ha sido bueno, soleado, pero sin apretar mucho el calor y, a ratos, con un airecito que se agradecía. Para el periodo peor, que debían ser los cinco kilómetros tras la comida, el cielo ha tenido a bien nublarse y eso lo ha hecho más llevadero.


Esta estapas del GR tienen poco que contar pues el paisaje se repite, así que lo mejor es la alegría, la conversación y el buen ambiente que reina en el grupo.


Hemos salidos por camino carretero y poco a poco, casi sin darnos cuenta hemos ido subiendo hasta el Puntal Merino, donde hemos parado a almorzar.


Luego más de lo mismo, pero ya casi sin subidas, hasta que, al alcanzar el río el grupo se anima con el ruido del agua, que corre abundante.


Paralelos al río continuamos hasta que llegados al área de El Retorno, donde estamos solos para disfrutar de sus instalaciones, hacemos el gran alto para comer. Todo perfecto menos las moscas que, rabiosas por su cercana desaparición otoñal, no nos dejan en paz.


Así que hacemos la parada un poco más corta de lo proyectado y sólo nos queda subir unos pequeños repechos y dejarnos caer nuevamente junto al río para, al superar la carretera nacional, alcanzar el balneario de Fuentepodrida.


Unas cervezas, bien merecidas son el colofón de la aventura. Y rapidamente al bus que muchos quieren llegara tiempo de ver al Levante ganando al Real Madrid y a España proclamándose campeona de Europa en baloncesto


Paz, salud y buen sendero



































sábado, 10 de septiembre de 2011

UN PASEO POR LA CALDERONA


Me piden los amigos Juan y Xavi que organice una salida fácil para hacer entre semana y que no exigiendo mucho esfuerzo acceda a zonas de bonito paisaje y a ser posible no muy lejos de Valencia. ¿Zona bonita, variada en sus grados de dificultad según lo que elijas y cerca de Valencia? Pues está claro la sierra Calderona, uno de los dos grandes pulmones de la ciudad de Valencia (el otro es la Devesa del Saler y la Albufera), y bajo cuyo nombre actualmente se conocen varias conjuntos montañosos que antes tenían nombres diferenciados. En justicia deberíamos decir que es la sierra de Portacoeli por la que vamos a andar hoy.


Esta excursión ya la organice para el club Ardillas hace un par de años y desde entonces no he vuelto, pero el itinerario es claro y el perderse, conociendo la zona, no es fácil. Así que hoy ni GPS, ni planos, ni brújula.


Salimos de Serra por uno de los ramales del GR 10. Sabido es que éste sendero viniendo desde Puzol, en las cercanías del Castillo de Serra se bifurca llevando un ramal por la Fuente de San Antonio y el otro por el interior del pueblo. Ambos se vuelven a juntar unos kilómetros más tarde, mucho antes de llegar a Gátova.


Nosotros tomamos el que parte del mismo núcleo urbano y que, primero por camino ancho, luego más estrecho y finalmente senda montañera, no para de ganar altura en los tres primeros kilómetros, luego se dulcifica un poco y aunque seguimos subiendo es con más suavidad y además con unas vistas tan impresionantes (estamos en el balcón o mirador de La Pobleta) que el cansancio se olvida.


Por fín alcanzamos el collado, abandonamos el GR 10, y aprovechamos para dar cuenta del bocata mochilero y, a continuación, nos dejamos llevar, bajando sin parar, por una ancha pista hasta la puertas de la misma cartuja, que rebasaremos, para, sin entrar en sus terrenos, magníficamente cultivados, tomar el primer camino a la izquierda y rodearla


Ahora vamos por una rambla, muy frondosa, se nota que el año ha sido generoso en lluvias, y aún tendremos que hacer tres cambios de dirección, siempre a la derecha, para alcanzar el mirador de la Pedrera, buen lugar para parar, hidratarse y disfrutar de una última vista de la cartuja desde un ángulo novedoso.


Hasta aquí, desde que dejamos el GR 10 en el collado, hemos andado por caminos y sendas no homologadas y que, por tanto, de acuerdo con el decreto de senderismo de la Generalitat no debían presentar ningún tipo de marca, pues las únicas que autoriza el decreto en nuestra Comunidad son las homologadas por la federación. Pero estamos en España y aquí, parece ser, no existe un respeto excesivo ni por las leyes ni por el medio ambiente, y las marcas y señales de diferentes formas y colores se repiten constantemente. El concreto hay unos círculos rojos y azules que debieron dejar arruinado a quienes los pusieron, pues se multiplican en toda la zona hasta la saciedad.
Bueno nosotros ya hemos descansado en el mirador y hasta aquí llega un sendero marcado por la Consellería con sus señales de acero inoxidable y su horrorosa abeja (¿por qué la propia consellería no da ejemplo homologando sus itinerarios y marcándolos con las rayas internacionalmente reconocidas?) y por esa senda bajamos hasta el Llano de Lucas donde terminamos la excursión. Han sido 14 kilómetros (incluido un pequeño despiste) muy agradables y, por poner alguna pega, bajo un calor excesivo y, desde luego, inapropiado para un ocho de septiembre. S eve que el verano no tiene muchas ganas de irse este año.


Del epílogo, junto a las brasas del camping del Tio Yaqui, prefiero no dar explicaciones para no dar envidia a nadie.


Paz, salud y buen sendero.

domingo, 4 de septiembre de 2011

GR 239 La Pobla Llarga - Manuel







El lunes pasado, 29 de agosto, vuelvo a estar por la zona de Xátiva y vuelvo a tener, entre dos visitas de trabajo, un tiempo muerto, así que decido avanzar un poco más en el Camí de Llevant y , aprovechando que llevo ropa ligera y zapatillas de deporte en el coche me voy a La Pobla Llarga, donde abandoné este sendero la última vez, y en la propia estación me cambio, dejó aparacado el coche y comienzo a andar.


Poco hay que contar, el trayecto es corto, casi llano, y totalmente asfaltado, así que se trata de un pequeño paseo sin más. Como voy sólo me dedico a pensar en todas esas cosas en las que nunca hay tiempo de detenerse en el día a día.


El único cambio es que, a mitad de recorrido, más o menos, el paisaje cambia y los naranjos, que hasta ese momento habían aparecido tan sólo esporádicamente, se hacen dueños absolutos de ambos márgenes del camino, que, como todos los caminos de Santiago, está perfectamente señalizado sin que en ningún momento quepa la menor duda de que dirección tomar.


Bueno, y eso es todo. Al llegar a Manuel busco la estación y un cómodo y limpio cercanías me devuelve a La Pobla Llarga donde, nuevamente cambiado (no me ha dado tiempo ni a sudar) y recogido el coche, puedo seguir atendiendo a mi trabajo.


Paz, salud y buen sendero



Imágenes: La salida de La Pobla Llarga, los naranjos se hacen dueños del paisaje y la iglesia parroquial de Manuel