
Esta excursión ya la organice para el club Ardillas hace un par de años y desde entonces no he vuelto, pero el itinerario es claro y el perderse, conociendo la zona, no es fácil. Así que hoy ni GPS, ni planos, ni brújula.
Salimos de Serra por uno de los ramales del GR 10. Sabido es que éste sendero viniendo desde Puzol, en las cercanías del Castillo de Serra se bifurca llevando un ramal por la Fuente de San Antonio y el otro por el interior del pueblo. Ambos se vuelven a juntar unos kilómetros más tarde, mucho antes de llegar a Gátova.
Nosotros tomamos el que parte del mismo núcleo urbano y que, primero por camino ancho, luego más estrecho y finalmente senda montañera, no para de ganar altura en los tres primeros kilómetros, luego se dulcifica un poco y aunque seguimos subiendo es con más suavidad y además con unas vistas tan i
mpresionantes (estamos en el balcón o mirador de La Pobleta) que el cansancio se olvida.

Por fín alcanzamos el collado, abandonamos el GR 10, y aprovechamos para dar cuenta del bocata mochilero y, a continuación, nos dejamos llevar, bajando sin parar, por una ancha pista hasta la puertas de la misma cartuja, que rebasaremos, para, sin entrar en sus terrenos, magníficamente cultivados, tomar el primer camino a la izquierda y rodearla
Ahora vamos por una rambla, muy frondosa, se nota que el año ha sido generoso en lluvias, y aún tendremos que hacer tres cambios de dirección, siempre a la derecha, para alcanzar el mirador de la Pedrera, buen lugar para parar, hidratarse y disfrutar de una última vista de la cartuja desde un ángulo novedoso.
Hasta aquí, desde que dejamos el GR 10 en el collado, hemos andado por caminos y sendas no homologadas y que, por tanto, de acuerdo con el decreto de senderismo de la Generalitat no debían presentar ningún tipo de marca, pues las únicas que autoriza el decreto en nuestra Comunidad son las homologadas por la federación. Pero estamos en España y aquí, parece ser, no existe un respeto excesivo ni por las leyes ni por el medio ambiente, y las marcas y señales de diferentes formas y colores se repiten constantemente. El concreto hay unos círculos rojos y azules que debieron dejar arruinado a quienes los pusieron, pues se multiplican en toda la zona hasta la saciedad.
Bueno nosotros ya hemos descansado en el mirador y hasta aquí llega un sendero marcado por la Consellería con sus señales de acero inoxidable y su horrorosa abeja (¿por qué la propia consellería no da ejemplo homologando sus itinerarios y marcándolos con las rayas internacionalmente reconocidas?) y por esa senda bajamos hasta el Llano de Lucas donde terminamos la excursión. Han sido 14 kilómetros (incluido un pequeño despiste) muy agradables y, por poner alguna pega, bajo un calor excesivo y, desde luego, inapropiado para un ocho de septiembre. S eve que el verano no tiene muchas ganas de irse este año.

Bueno nosotros ya hemos descansado en el mirador y hasta aquí llega un sendero marcado por la Consellería con sus señales de acero inoxidable y su horrorosa abeja (¿por qué la propia consellería no da ejemplo homologando sus itinerarios y marcándolos con las rayas internacionalmente reconocidas?) y por esa senda bajamos hasta el Llano de Lucas donde terminamos la excursión. Han sido 14 kilómetros (incluido un pequeño despiste) muy agradables y, por poner alguna pega, bajo un calor excesivo y, desde luego, inapropiado para un ocho de septiembre. S eve que el verano no tiene muchas ganas de irse este año.
Del epílogo, junto a las brasas del camping del Tio Yaqui, prefiero no dar explicaciones para no dar envidia a nadie.
Paz, salud y buen sendero.
En 1992 fuí a la Calderona por primera vez a preparar mi primera maratón, y se puede decir que no la disfruté precisamente por la dureza de su geografía, aunque me puso muy en forma. En esta segunda ocasión y guiados por un profesional del senderismo como lo es José María, pude comprobar la grandeza en todos los sentidos de la Calderona. Espero tener una mañana libre pronto para poder hacer mi tercera caminata, me está gustando mucho.
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