Ayer tocaba GR 10, el sendero que, teoricamente, va desde el Mediterráneo al Atlántico. En realidad, por nuestras tierras, empieza a estar marcado en el nucleo urbano del pueblo de Puzol, a varios kilómetros de la costa; y por las portuguesas, al menos la última vez que estuvimos por la Serra da Estrela, no se ven marcas que lleguen al océano (ni a ningún otro sitio)
Vamos cuatro, Abel, Juan, Xavi y yo, y vamos a recorrer el tramo que va desde Orihuela del Tremedal hasta Monterde de Albarracín, es decir la última etapa por la provincia de Teruel ya que la siguiente, desde Orihuela hacia el nor
te, entra ya en tierras de Guadalajara.

El día ha amanecido precioso, demasiado precioso, pues, como luego comprobaremos, el sol calienta en exceso y nos va a hacer la marcha más pesada.
Comenzamos a andar y desde las últimas casas del pueblo se distingue claramente la alameda por la que, entre grandes árboles, se va el GR. ¡Espejismo total!. La vereda apenas dura cien metros y a continuación nos encontramos con algo más de ocho kilómetros, los que hay hasta Bronchales, de camino carretero, sin ningún tipo de vegetación a sus márgenes y en una suave pero constante subida.
Son dos horas para olvidar en las que hemos recorrido el que probablemente es el peor tramo, por feo e inhóspito, de todo el GR 10.
Como premio al llegar a Bronchales nos encontramos con una población animadísima, no en balde estamos en agosto, y los veraneantes llenan sus calles. Además hoy toca mercadillo y eso aun hace el ambiente más vivo. Paramos en un bar a reponer fuerzas y aumenta nuestro desencanto: ni la tortilla de patatas ni, sobre todo, el jamón, son lo que uno se espera en una localidad turolense. Para acabarlo de estropear nos cobran como si estuviesemos en Nueva York. Otro que está matando la gallina de los huevos de oro.
Así que, sudorosos y esquilmados, pero no hambrientos. reiniciamos nuestro andar por caminos que cada vez se van pareciendo menos a los anteriores.
Desde el inicio vamos coincidiendo con el Camino del Cid (GR 160) así que para el palmarés particular de cada cual, cada paso vale dos pues son dos los GR que pisamos al mismo tiempo.
Ya sólo quedamos tres. Xavi, que el otro día tuvo sus más y sus menos con un toro en Chiva y aun está bastante magullado, decide abandonar antes de que las molestias vayan a más. Sabia decisión, aquí venimos a disfrutar no a sufrir, sobre todo si puede evitarse.
Seguimos andando y ahora se alternan las pinadas con los tramos descubiertos. Alguna subida, no muy fuerte, y una fuente, tan sólo una (Fuente de La Colmena), son los únicos puntos que rompen la monotonía del caminar.
Alcanzado el punto más alto, en un pequeño collado, el sendero se deja caer por un largo barranco y a mitad de él se va por la derecha el Camino del Cid en busca de Albarracín, donde volverá a encontrarse con nuestro GR 10 que prefiere pasar antes por Moneterde.
Fin del barranco y fin de la etapa ya que a la salida del último tramo del desfiladero divisamos las casas de Monterde de Albarracín a poco menos de un kilómetro.
Ya sólo nos queda, aprovechando los bancos a la sombra, dar buena cuenta de los bocatas que hemos traido desde Valencia y, ya iniciado el regreso, hacer un último alto en Cella para tomarse el café de la despedida.
Paz, salud y buen sendero
Mi primera experiencia en senderismo y seguro que no será la última. A pesar de lo inhóspito en algunos de sus tramos tal y como indica José María, he disfrutado de la naturaleza y de una grata compañia. Espero repetir pronto con otra caminata.
ResponderEliminarGracias ardilla.